Senores esto da pena y berguensa. El cuartel del Cruce de Ocoa carece deEl área utilizada como baño es un rincón con grandes boquetes en las paredes y un piso roto y un tanque sucio donde los policías almacenan el agua para bañarse. Para defecar los agentes tienen que cruzar la calle y hacerlo en el baño del negocio que queda en frente.
En estrechos camastros duerme el agente que le toque el turno hasta el amanecer. Una pequeña mesita sirve como closet para colocar su ropa.
El archivo policial del cuartel son papeles escritos clavados en la pared, próximo a la celda.
Los únicos “artículos de lujo” del cuartel son tres motores 115 que por demás están dañados.
Pero si para los agentes el cuartel es una pocilga, ay de aquel que caiga preso, aunque sea por un rato. La estrecha celda es de dos por tres metros cuadrados, aproximadamente, con un hoyo en el piso para orinar y tres hoyos en la pared para respirar.
No hay una silla donde los agentes puedan sentarse y apenas existe un escritorio. Aunque el recinto tiene energía eléctrica, las instalaciones cuelgan en los rincones, poniendo en peligro a los que allí trabajan.
La foto emblemática de los tres padres de la Patria lucía tan desgastada como la instalación, los “ajuares” y los rincones del cuartel. Mientras que la bandera tricolor yacía llena de lodo en el suelo, con su valor patriótico mancillado por la ignorancia y desidia.
A raíz del paso de la tormenta Noel, el cuartel se inundó de agua, lodo y escombros en los estrechos rincones, dejando además un hedor que hacía más patética la situación del ambiente mugroso.
Un agente policial que estaba de puesto en el cuartel en momentos en que reporteros de HOY se acercaron al lugar, trató de impedir que se hicieran las gráficas, quizás por temor a represalia de parte de sus superiores.
No obstante, en el rostro de ese agente era notable su angustia y molestia, la cual descargó, tirando al suelo con furia un tratado bíblico que una señora acababa de entregarle.
