Fin de camino para las licencias en Nueva York
Spitzer hizo el anuncio en Washington rodeado de congresistas neoyorquinos que apoyaron su iniciativa. El plan generó críticas sin tregua incluso a nivel nacional, aunque el gobernador Spitzer trató de aplacarlas creando tres tipos de licencia, una de ellas para indocumentados que no podía emplearse con fines federales, y otra que cumplía con los requisitos federales de la llamada Real ID.
“Concluí que presionar por este asunto de manera unilateral ante tan fuerte oposición sería contraproducente”, afirmó Spitzer.
Los neoyorquinos, dijo, respetan y admiran el trabajo duro de los inmigrantes, “pero al mismo tiempo, nos perturba que la gente viole nuestras leyes de inmigración”.
“No se necesita un estetoscopio para escuchar el pulso de los neoyorquinos en este asunto”, afirmó el gobernador, cuyos niveles de popularidad han descendido hasta bajos históricos.
Según Spitzer, presionar por un asunto tan divisivo tenía el potencial de bloquear progresos en otras áreas de la agenda estatal en economía, salud, educación y vivienda.
El congresista de Harlem Charles Rangel le dijo a Spitzer: “La idea fue la correcta, pero el momento no fue el correcto”.
Otro congresista demócrata de Nueva York, Nydia Velázquez, retó a los dos partidos, el republicano y el demócrata, a demostrar liderazgo con el tema migratorio.
“Por lo menos él (Spitzer) intentó de manera responsable abordar la falta de liderazgo de republicanos y demócratas”, dijo Velázquez. “Reto a los demócratas a abordar este asunto de manera directa. En eso consiste el liderazgo y si pensamos que este asunto desaperecerá al no debatirlo ni discutirlo, eso no va a ocurrir”, declaró Velázquez.
El congresista demócrata de El Bronx, José Serrano, indicó que contrario a lo dicho por diversos medios de que retirar el plan es una pérdida para Spitzer y los demócratas “el único que pierde es Estados Unidos... porque (el plan) cayó víctima de la ignorancia, la indiferencia, y sí, el odio”.
“Concluí que presionar por este asunto de manera unilateral ante tan fuerte oposición sería contraproducente”, afirmó Spitzer.
Los neoyorquinos, dijo, respetan y admiran el trabajo duro de los inmigrantes, “pero al mismo tiempo, nos perturba que la gente viole nuestras leyes de inmigración”.
“No se necesita un estetoscopio para escuchar el pulso de los neoyorquinos en este asunto”, afirmó el gobernador, cuyos niveles de popularidad han descendido hasta bajos históricos.
Según Spitzer, presionar por un asunto tan divisivo tenía el potencial de bloquear progresos en otras áreas de la agenda estatal en economía, salud, educación y vivienda.
El congresista de Harlem Charles Rangel le dijo a Spitzer: “La idea fue la correcta, pero el momento no fue el correcto”.
Otro congresista demócrata de Nueva York, Nydia Velázquez, retó a los dos partidos, el republicano y el demócrata, a demostrar liderazgo con el tema migratorio.
“Por lo menos él (Spitzer) intentó de manera responsable abordar la falta de liderazgo de republicanos y demócratas”, dijo Velázquez. “Reto a los demócratas a abordar este asunto de manera directa. En eso consiste el liderazgo y si pensamos que este asunto desaperecerá al no debatirlo ni discutirlo, eso no va a ocurrir”, declaró Velázquez.
El congresista demócrata de El Bronx, José Serrano, indicó que contrario a lo dicho por diversos medios de que retirar el plan es una pérdida para Spitzer y los demócratas “el único que pierde es Estados Unidos... porque (el plan) cayó víctima de la ignorancia, la indiferencia, y sí, el odio”.
El Diario/Prensa
