Un millón de dólares por un chisme sexual en los EEUUSi tuviste algún contacto o relación con un miembro del congreso norteamericano o con un político de alto nivel y tenés pruebas, esa es la suma de dinero que podés obtener en tan sólo un segundo de fama.
Larry Flint, el magnate de la industria pornográfica, así lo anunció ayer mediante una solicitada a página completa en el diario The Washington Post, donde incita a los ávidos lectores contar sus más íntimos secretos.Tan sólo con una foto o alguna otra prueba real que confirme el amorío un millón de dólares puede caerte desde el cielo. El problema es que el político tiene que ser exclusivamente norteamericano. Este no es la primera vez que el dueño, entre otras, de la revista Hustler realiza una oferta de este tipo. Ya lo hizo en octubre de 1998, tras el escándalo sexual que estuvo cerca de desalojar a Bill Clinton de la Casa Blanca. En los meses siguientes, el empresario amenazó con sacar a la luz historias personales de uno o dos congresistas republicanos que apoyaban el proceso contra Clinton. Finalmente, no hubo bombazo, pero su advertencia se relacionó con la dimisión del portavoz en la Cámara Baja, Bob Livingston. Un número de teléfono gratuito y una dirección de correo electrónico abren ahora de nuevo la puerta a nuevos chantajes y a nuevos escándalos.
Larry Flint, el magnate de la industria pornográfica, así lo anunció ayer mediante una solicitada a página completa en el diario The Washington Post, donde incita a los ávidos lectores contar sus más íntimos secretos.Tan sólo con una foto o alguna otra prueba real que confirme el amorío un millón de dólares puede caerte desde el cielo. El problema es que el político tiene que ser exclusivamente norteamericano. Este no es la primera vez que el dueño, entre otras, de la revista Hustler realiza una oferta de este tipo. Ya lo hizo en octubre de 1998, tras el escándalo sexual que estuvo cerca de desalojar a Bill Clinton de la Casa Blanca. En los meses siguientes, el empresario amenazó con sacar a la luz historias personales de uno o dos congresistas republicanos que apoyaban el proceso contra Clinton. Finalmente, no hubo bombazo, pero su advertencia se relacionó con la dimisión del portavoz en la Cámara Baja, Bob Livingston. Un número de teléfono gratuito y una dirección de correo electrónico abren ahora de nuevo la puerta a nuevos chantajes y a nuevos escándalos.
