Sunday, December 16, 2007


Elvira desesperada en Mexico, dice volvería a cruzar la frontera

“No me arrepiento de lo que viví (en Estados Unidos), pero hasta ahora estoy tratando de rehacer mi vida en México y espero que todo salga bien y que no tenga que pasar por una situación económica mucho más difícil que me orille a hacer lo mismo”, dijo la activista.
“Hasta ahorita pienso quedarme, pero más adelante no lo sé”, sostuvo Arellano.
La mexicana vivió tres años en Oregón y trabajó como empleada de la limpieza con documentos falsos en el aeropuerto internacional O`Hare de Chicago, por lo que en 2002 fue arrestada y condenada a tres años en libertad condicional.
Tras recibir una orden de deportación en agosto de 2006, se refugió en la Iglesia Metodista Unida Adalberto de Chicago, donde permaneció por más de un año con su hijo Saúl, que es ciudadano estadounidense, lo que otorgó notoriedad a su caso.
Arellano, que dijo que está adecuando un espacio en la casa de sus padres, en la población de Maravatío, del occidental estado de Michoacán, para que puedan vivir ella y su hijo, reconoció, sin embargo, que a Saúl le ha costado trabajo adaptarse a este nuevo estilo de vida.
“La manera de vivir en México es muy diferente a la de Estados Unidos, pues allá aunque se vive modestamente uno tiene las cosas necesarias”, afirmó.
Explicó que en Maravatio su hijo se baña con jícara en una tina y “a veces se deprime y se siente triste, pues se siente como castigado porque acá no tiene algunas cosas como un sillón que tuvo desde chiquito, inclusive una pequeña televisión".
Saúl, de ocho años, tiene la ilusión de que los Reyes Magos le traigan de regalo una bicicleta, pero también que muchos niños de padres mexicanos que han sido separados de sus familias en Estados Unidos puedan estar con ellos, aseguró Arellano.
“Saulito sigue siendo parte de una lucha muy importante, sabe que no termina con la deportación de su madre ni tampoco que lo hayan enviando como ciudadano americano a un país que no es de él”, dijo la activista.
Durante el año que Elvira se refugió en un templo de Chicago, Saúl participó en diferentes eventos en apoyo a una reforma en favor de los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.
La activista lamentó que el Gobierno de México no le haya dado a la fecha una respuesta sobre su petición de una visa diplomática para regresar a EE.UU. con la intención de dar su testimonio de lo que le ocurrió, pero también en solidaridad de otras personas que sufren al igual que ella y que, además de ser separadas de su familia, son tratadas como criminales o terroristas.
“Lo más importante es no olvidar la situación y la manera que están siendo atacados (los inmigrantes indocumentados) con todo ese odio y racismo, y los más importante es que nuestro Gobierno pueda tomar una decisión importante para defender esos ataques”, puntualizó.
Arellano fue deportada en agosto a Tijuana, ciudad del noroeste mexicano, desde la vecina San Diego (EE.UU.), tras ser detenida un día antes en Los Angeles.


DiarioLaPrensa
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