Las 38 osamentas descubiertas en la primera fase de las excavaciones hacen suponer a los investigadores que se trató de familias fundadoras de la ciudad, aunque para confirmar las épocas de los fallecimientos realizarán pruebas de carbono 14 en el laboratorio Beta Analytic, en Florida, Estados Unidos.
La principal herramienta en la dilucidación de varios de estos novedosos aspectos fue el Libro de Defunciones de la iglesia Nuestra Señora del Rosario, del que se pudo sacar el nombre original del poblado, que en un principio era conocido como Moca, pero que en realidad se llamó Nuestra Señora del Rosario de Moca.
“Otro punto de suma importancia es la ausencia de ataúdes y la presencia de cal viva, ampliamente utilizada para eliminar posibles olores y enfermedades, lo que sustenta la antigüedad del yacimiento”, expresa el director del Museo del Hombre Dominicano, doctor Marcio Veloz Maggiolo.
La mayoría de las osamentas fueron encontradas en posición Este-Oeste, que es la forma de sepultura cristiana.
Las pruebas de ADN a las osamentas las dirigirá el prestigioso patólogo de la Universidad de Leiden, de Holanda, doctor Raphaël Panhaysen, con las que se procura establecer el parentesco de los primeros pobladores con los habitantes actuales y la presencia de enfermedades genéticas.
El cementerio colonial del siglo XVIII fue descubierto accidentalmente durante la construcción del Parque Duarte, ubicado en la plaza adyacente a la iglesia Nuestra Señora del Rosario.
Los huesos fueron encontrados en un piso de ladrillos, en una ermita o iglesia anterior a la de la actualidad, recordando que en los tiempos medievales las iglesias estaban asociadas a los cementerios y se enterraba dentro de ellas a sus miembros y figuras públicas importantes.
En la labor de recopilación de datos y análisis han participado, además del doctor Veloz Maggiolo, el antropólogo Juan María Rodríguez Acosta, la antropóloga física Glenis Tavárez, encargada del Departamento de Antropología, y los técnicos Enrique de los Santos y Johnnie Rubio.
Además, los historiadores Adriano Miguel Tejada, Juan Balcácer y Emilio Cordero Michel.
Los antropólogos determinaron que entre las primeras familias que habitaron la villa de Moca estuvieron Los Goñi, en 1722; Acebedo, en 1723; Concepción, en 1725; Martínez, en 1728; García, en 1732; Sixi, en 1732, y Lizardo, en 1733.
Dado que las personas con esos apellidos nacieron en esas fechas en Moca, es probable que sus familias estuvieran establecidas, pudiéndose datar la fundación de Moca tan temprano como el siglo XVI.
Huesos dispersos en una de las tumbas encontradas durante los trabajos de construcción del Parque Duarte, en Moca. Los investigadores del Museo del Hombre Dominicano presumen que en el lugar hay otras 70 tumbas con osamentas que podrían datar de la época de la colonia.
La principal herramienta en la dilucidación de varios de estos novedosos aspectos fue el Libro de Defunciones de la iglesia Nuestra Señora del Rosario, del que se pudo sacar el nombre original del poblado, que en un principio era conocido como Moca, pero que en realidad se llamó Nuestra Señora del Rosario de Moca.
“Otro punto de suma importancia es la ausencia de ataúdes y la presencia de cal viva, ampliamente utilizada para eliminar posibles olores y enfermedades, lo que sustenta la antigüedad del yacimiento”, expresa el director del Museo del Hombre Dominicano, doctor Marcio Veloz Maggiolo.
La mayoría de las osamentas fueron encontradas en posición Este-Oeste, que es la forma de sepultura cristiana.
Las pruebas de ADN a las osamentas las dirigirá el prestigioso patólogo de la Universidad de Leiden, de Holanda, doctor Raphaël Panhaysen, con las que se procura establecer el parentesco de los primeros pobladores con los habitantes actuales y la presencia de enfermedades genéticas.
El cementerio colonial del siglo XVIII fue descubierto accidentalmente durante la construcción del Parque Duarte, ubicado en la plaza adyacente a la iglesia Nuestra Señora del Rosario.
Los huesos fueron encontrados en un piso de ladrillos, en una ermita o iglesia anterior a la de la actualidad, recordando que en los tiempos medievales las iglesias estaban asociadas a los cementerios y se enterraba dentro de ellas a sus miembros y figuras públicas importantes.
En la labor de recopilación de datos y análisis han participado, además del doctor Veloz Maggiolo, el antropólogo Juan María Rodríguez Acosta, la antropóloga física Glenis Tavárez, encargada del Departamento de Antropología, y los técnicos Enrique de los Santos y Johnnie Rubio.
Además, los historiadores Adriano Miguel Tejada, Juan Balcácer y Emilio Cordero Michel.
Los antropólogos determinaron que entre las primeras familias que habitaron la villa de Moca estuvieron Los Goñi, en 1722; Acebedo, en 1723; Concepción, en 1725; Martínez, en 1728; García, en 1732; Sixi, en 1732, y Lizardo, en 1733.
Dado que las personas con esos apellidos nacieron en esas fechas en Moca, es probable que sus familias estuvieran establecidas, pudiéndose datar la fundación de Moca tan temprano como el siglo XVI.
Huesos dispersos en una de las tumbas encontradas durante los trabajos de construcción del Parque Duarte, en Moca. Los investigadores del Museo del Hombre Dominicano presumen que en el lugar hay otras 70 tumbas con osamentas que podrían datar de la época de la colonia.