WASHINGTON — El Senado revivió ayer el proyecto de reforma migratoria integral tras votar 64 sobre 35 para proceder a debatir la medida que aún debe superar varios escollos previo a su aprobación o rechazo a fines de esta semana antes del receso del 4 de julio.
Se requerían 60 votos. Un total de 39 demócratas, un independiente (Joseph Lieberman) y 24 republicanos votaron a favor de proceder con el debate, mientras que 25 republicanos, nueve demócratas y un independiente (Bernard Sanders) votaron contra la moción.
El 7 de junio el proyecto se estancó en el Senado al no acumular los 60 votos requeridos para clausurar el debate y proceder a la votación final.
Además de las aproximadamente dos docenas de enmiendas que el proyecto debe superar (varias controversiales), existen posibles maniobras dilatorias de parte de la oposición, y un crucial voto de clausura del debate, posiblemente mañana jueves, que también requiere 60 votos. Para aprobar la medida se necesita una simple mayoría.
Su aprobación no está garantizada porque muchos senadores que apoyaron proceder con el debate dicen que su voto para apoyar el proyecto dependerá de las enmiendas que se le hagan a la medida.
El proyecto incluye medidas de seguridad fronteriza y en centros de trabajo; una compleja y costosa vía de legalización adquirida; un plan de trabajadores temporales que ya se redujo a 200 mi visas anuales; además de las medidas AgJOBS y DREAM Act para potencialmente legalizar a trabajadores agrícolas y estudiantes, respectivamente.
El presidente George W. Bush está personalmente involucrado en el cabildeo ante senadores republicanos indecisos para obtener los votos requeridos para que el Senado apruebe la medida y la envíe a la Cámara Baja. Bush quiere que la reforma migratoria sea su legado en política doméstica.
Horas antes y anticipando un voto favorable, Bush indicó que “nos quedan un par de días de trabajo duro para que el proyecto supere la primera etapa del proceso, pero después del éxito en el Senado nos reagruparemos para determinar cómo lograr que la Cámara Baja apruebe el proyecto”.
“Esta es una importante pieza legislativa y es un momento importante para actuar por el bien de la nación”, declaró Bush en otro evento para promover la reforma amplia que lo enfrenta al sector republicano más conservador del Congreso y del país.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, reiteró que “éste no es un proyecto demócrata, es del presidente” y por eso la Casa Blanca debe asegurar cuando menos 25 votos republicanos para lograr su aprobación en el Senado.
El proyecto aún no es aprobado por el Senado y ya los republicanos de la Cámara Baja están fraguando medidas en su contra. En su reunión semanal a puerta cerrada debatieron una resolución de oposición al proyecto del Senado. Al cierre, la conferencia republicana de la Cámara Baja no habían votado sobre la resolución en sí misma.
Los secretarios de Seguridad Interna (DHS) y Comercio, Michael Chertoff y Carlos Gutiérrez, respectivamente, principales emisarios de la Casa Blanca en las negociaciones con el Senado, dijeron ayer que están tomando el proceso y los obstáculos que se avecinan “un día a a la vez”. “Lo importante es que hay una ruta para seguir adelante”, indicó Gutiérrez.