Tuesday, June 5, 2007

Riñones a $10 mil, córneas a $4,700...Internet incita turismo de transplantes.

Tráfico de órganos.
La disparidad de legislaciones a lo largo y ancho del mundo hace que en unos países sea legal y en otros no. "En cualquier caso, es inmoral", declara rotundo Rafael Matesanz, coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes de España. El turismo del trasplante se va desplazando por el mundo según los países van cambiando sus leyes. Lo reciben hospitales de Pakistán, China, Perú y Egipto, según señalan los expertos. "Hola, vendo uno de mis riñones por necesidad, llevo una vida sana y tengo 18 años, soy de Chiclayo-Perú (...) mi hermana necesita una operación urgente (...), yo pido 10.000 dólares, no tengo vicios (...)". Encontrar anuncios como éste en Internet resulta sencillo. Detrás de ellos a menudo está un intermediario que se enriquece a costa de la desesperación ajena, una organización que fomenta el llamado turismo del trasplante, ése que empuja a un occidental que quiere saltarse las listas de espera a viajar con la chequera para ponerse el riñón de un campesino peruano o paquistaní. Un fenómeno que no cesa y que preocupa seriamente a la Organización Mundial de la Salud.De un lado está el occidental con dinero que quiere comprar entre 10 y 16 años de vida (esperanza de vida en los trasplantes renales). Del otro, la desesperación de una persona que cree encontrar en la venta de un órgano no vital como el riñón una salida de la miseria. En medio, el intermediario, el que realmente saca tajada en este turbio negocio.Forma de esclavitud"Es una forma de esclavitud, cuerpo humano a cambio de dinero", manifiesta sin cortapisas Rafael Matesanz, coordinador de la Organización Nacional de Trasplantes. "Hay bases para criminalizar estas actividades", declara Luc Noel, coordinador de trasplantes de la OMS, organización que defiende que los órganos son un bien de la comunidad, no un objeto de negocio. El 10 por ciento de los trasplantes que se hacen en el mundo entran en la categoría de turismo del trasplante, una actividad que se mueve en medio de un vacío legal: la donación para trasplante no está legislada en unos países, y está escasamente controlada en otros.Una supuesta Jenny Lee, de Singapur, aparece con sus gafas de sol en la web de uno de esos presuntos intermediarios. Cuenta cómo a sus 60 años está viviendo una "sana y vibrante" vida gracias al trasplante de riñón que se hizo en China. También anuncia que no hay que tener miedo de las noticias que han publicado los medios sobre muertes de pacientes extranjeros en operaciones de trasplante en ese país.
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