
Una vez que alcanzara los 12 kilómetros de altura se encenderían los motores propulsados por cohetes para conseguir la suficiente aceleración y subir a los 100 kilómetros.
El vehículo, que podrá llegar hasta los 60 kilómetros en solo 80 segundos, llevará asientos autorregulables para minimizar los efectos de la aceleración y deceleración.
Una vez en los 100 kilómetros, los cohetes de propulsión se apagarán y la inercia se encargará de llevar a la nave por encima de esa altura, donde los pasajeros, que pagarán por un vuelo de una hora y media aproximadamente entre 150.000 y 200.000 euros, experimentarán la gravedad cero.
El piloto controlará la nave usando pequeños propulsores, permitiendo a los pasajeros flotar en la ingravidez por espacio de 3 minutos y tener una visión única de la Tierra.
Después de reducir la velocidad durante el descenso, las turbinas se reiniciarán para aterrizar de manera convencional y segura en un aeropuerto estándar, con un tiempo total de vuelo de una hora y media.
En opinión de la empresa, el desarrollo de un nuevo vehículo capaz de operar a altitudes entre la de los aviones (20 kilómetros) y por debajo de los satélites (200 kilómetros) "podría ser un buen precursor de vehículos de transporte rápido punto-a-punto o de un rápido acceso al espacio".
Astrium es el contratista principal único de Ariane 5, principal contribuyente europeo a la Estación Espacial Internacional (situada a 400 kilómetros de altura) y subsidiaria al 100% de EADS.
El diseño del modelo se ha encargado al australiano Marc Newson, director creativo de Qantas Airway y responsable de su flota, que incluye el Airbus A380.