Wednesday, May 30, 2007

Trujillo, un período de miedo y silencio
Su muerte permanece fresca en la memoria del país


46 años del ajusticiamiento de Rafael Leonidas Trujillo Molina, su figura es aún tema de controversia y el manejo que dio a la administración pública todavía se divide entre los que lo defienden y los que lo detractan. No obstante, en lo que casi todos parecen estar de acuerdo es que con la eliminación física del “generalísimo” no se obtuvo una verdadera democracia.La muerte del sátrapa es definida por el sociólogo José Antinoe Fiallo como la culminación de los procesos dictatoriales que se iniciaran con Pedro Santana, Horacio Báez, Ulises Hereaux y Ramón Cáceres, y la ocupación militar del 1916, pero indica que no se ha logrado libertad plena.“Todavía no podemos decir que tenemos un proceso democrático en la sociedad, hay elementos que tienen que ver con los liderazgos individuales, no podemos decir que vivimos en un país democrático”, sostiene.Antinoe Fiallo desmiente a los que aseguran que el régimen de Trujillo imponía respeto y orden y que eso lo hacía bueno.“En la dictadura solo existía el orden de sus intereses. Trujillo surge de las tropas estadounidenses de ocupación y en sus gobiernos se institucionalizaron la tortura, las desapariciones, la eliminación de las fuerzas legales”, expresa.El intelectual Pedro Manuel Casals Victoria tiene una visión disímil y aunque sustenta que la muerte de Trujillo implica el fin de una dictadura y el inicio de una etapa de libertad y democratización, también expresa que se rompió el orden que permitía mantener a raya la drogadicción y la criminalidad.“Lamentablemente la libertad ha quedado restringida a la posibilidad de hablar y de votar para elegir gobiernos, pero el sistema político se ha prostituido y se ha pervertido. En muchos aspectos hemos retrocedido, se ha desvanecido el respeto, aumentando el vandalismo y la delincuencia”, plantea.En tanto, ciudadanos como Manuel González, de 85 años y que vivió durante toda la “Era”, asegura que había menos robos entonces y lamenta que no haya mano dura para frenar la corrupción.“Trujillo tenía sus cosas buenas y sus cosas malas, pero nadie se atrevía a coger lo que no era suyo, usted podía dormir en los parques y nadie lo perjudicaba. Nadie le podía robar al Estado”, manifiesta el anciano.Tras vivir entre rechazos y alabanzas, el dictador fue abatido el 30 de mayo de 1961.De los ajusticiadores, unos murieron fusilados, otros en enfrentamientos con agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM). Solo sobrevivieron Antonio Imbert Barrera y Luis Amiama Tio, quien murió varios años después.Entre las cosas positivas de “chapita” también se citan que dejó instituciones sólidas, una moneda fuerte y que pagó la deuda externa. Pero también dejó miles de viudas y huérfanos, sembró el terror, y las muertes por persecución política, y por intereses económicos que convenían al “jefe”, se estiman en alrededor de 50 mil. Protagonistas de la historiaEl régimen que se inició el 16 de agosto de 1930, llegó a su fin gracias a un grupo de hombres cercanos al dictador y compuesto por Antonio Imbert Barrera, Antonio de la Maza, Huáscar Tejeda, José Manuel Cáceres, también Juan Tomás Díaz, Roberto Pastoriza, Luis Amiama, Tio, Amado García Guerrero, junto a Salvador Estrella Sahdalá, Modesto Díaz y Pedro Livio Cedeño. Parte del grupo murió seis meses después del ajusticiamiento; el 18 de noviembre fueron fusilados en la hacienda Nigua, de San Cristóbal, en una operación que encabezó Ramfis Trujillo y que figuró en los medios como “intercambio de disparos por intento de fuga”. Otros cayeron en enfrentamientos con agentes del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
Design by Felipe Marte,Todos Los Derechos Reservados.( Sanahoria.com). Entrar