Leonel Fernández busca construir “Pequeña Nueva York en Santo Domingo
SANTO DOMINGO/AP — ¿Puede asemejarse en algo la capital dominicana a Nueva York? Quizás sí, al menos en el bullicio de los martillos neumáticos y del tránsito congestionado que se percibe en un rincón de la ciudad, donde se construye una línea del tren subterráneo.
Las calles de Santo Domingo se están transformando porque el presidente Leonel Fernández, que se crió en Manhattan, sueña convertir esta ciudad en una “Pequeña Nueva York”. Efectivamente, el proyecto del tren subterráneo parece puramente neoyorquino, con ruido, controversias y un presupuesto que ha rebasado los cálculos originales.
Fernández ha prometido que los primeros 14 kilómetros (9 millas) del primer tren subterráneo en el Caribe serán construidos antes de mayo del año próximo, cuando buscará la reelección. Los críticos señalan que el gobierno está gastando una fortuna, la cual debió emplearse mejor para atender los problemas de pobreza, hambre y falta de electricidad en este país de 9,2 millones de habitantes.
Para Fernández, cuya madre soltera tenía dos trabajos para sostener a sus hijos en el lado oeste de la alta Manhattan, el proyecto en Santo Domingo cumpliría el sueño de un inmigrante: llevar la prosperidad de la tierra a la que emigró su madre, de regreso al país que ella amaba.
Unos 600.000 dominicanos viven en la Gran Manzana y sus alrededores, el corazón de una diáspora que envía al país caribeño miles de millones de dólares en remesas cada año.
Fernández llegó a Nueva York cuando era niño, como parte de una oleada de dominicanos que buscaban una vida mejor durante una época turbulenta que incluyó la dictadura de Rafael Trujillo, su asesinato en 1961 y una invasión por parte de Estados Unidos.
Después de la escuela, Fernández jugaba básquetbol y trabajaba como repartidor de abarrotes cerca de su casa, situada en la Calle 95 Oeste y Avenida Amsterdam. Pese a que su madre trabajaba duramente como asistente de enfermería y obrera, llegó un momento en que no pudo sostener a sus dos hijos.
Cuando Fernández cumplió 17 años regresó a su país para vivir con unos parientes en Santo Domingo.