El influjo de la luna hizo que un maestro hispano se convirtiera en astronauta
"Mi abuelo, quien tenía interés en el espacio, me estaba mostrando un día fotos de la familia y entre ellas había un vídeo, que tomó mi abuelo, de la primera caminata de los hombres en la luna, y desde ese momento supe que quería ser astronauta", dijo Joe, como lo llaman sus compañeros en la NASA.
Acaba, de 40 años, ha sido asignado como especialista de la posible última misión de 2008 del Discovery, y formará parte del equipo de astronautas que harán caminatas espaciales y operarán el brazo robótico de esa nave.
"La misión se llama STS-119 y vamos a llevar un pedazo de la estación espacial, el ST 6 que es el último panel solar de la estación espacial, pero aún no sé que voy a hacer, si estaré afuera, en una caminata espacial, o dentro, ayudando con el brazo robótico". Cualquiera de las dos posibilidades, afirma, lo llenan de pasión. "Es una emoción extraordinaria".
Acaba, nacido en California e hijo de dos puertorriqueños, Ralph y Elsie Acaba, enseñaba matemáticas y ciencias en el séptimo grado de una escuela pública en el sur de Florida, cuando fue llamado por la NASA para formar parte del selecto grupo de maestros que serían entrenados por esta agencia dentro de su Programa de Educadores Astronautas, en 2004.
"Fue algo de suerte, que me llamaran en mi primera solicitud", afirma Acaba, quien cuenta con una maestría en geología y con una experiencia basta en investigaciones científicas relacionadas con el ambiente y la hidrología.
Antes de ser maestro y astronauta, Acaba trabajó en República Dominicana y las Islas Bahamas como reservista de la Fuerza Naval de EE.UU., dedicado a investigaciones marinas y concienciando sobre la protección del ambiente.
Ambas oportunidades le brindaron la experiencia de trabajar en espacios reducidos, solitarios y con pequeños grupos, como lo hará en el espacio, algo que según asegura, le ayudaron en el exhaustivo entrenamiento como astronauta al que aún es sometido en la NASA y que le permitirán conocer como subsistir en el espacio inhóspito.
"Estás solo, en un ambiente que no conoces, y con poca comunicación, trabajando solo, con pocas personas, aunque no es lo mismo que el espacio, me ayudará mucho", sostuvo.
Lo mismo asegura de su pasión por las profundidades del océano, donde en una ocasión tuvo un encuentro directo con un tiburón, durante una de sus expediciones.
"Cuando te metes bajo el agua (buceando) es un ambiente no natural y ves, cuando lo lees en libros es distinto, entonces te entras en el océano y ves a un tiburón aproximándose a ti es una experiencia intensa, porque ellos lucen más intimidatorios en persona que como los muestran en las películas", dijo.
Ahora, su miedo no es a tiburones ni a encuentros extraterrestres.
"El viaje al espacio me asusta, porque sé que represento a mucha gente, a los maestros, a los hispanos, a los niños con sueños y eso es una gran responsabilidad sobre mis hombros", aseguró.
Este maestro con sueños de ir a la luna tiene los pies firmes en la tierra, cuando se trata de la educación de los niños.
"Los niños son el futuro y son las personas que nos llevarán a Marte y más lejos, es por eso que siempre les digo que las ciencias y las matemáticas y también la lectura son muy importantes, no sólo para ellos sino además para el resto del mundo y el futuro", agrega este astronauta soltero, y padrastro de Shannon, Leigh, y Ethan, de 15, 18 y 19 años, quienes "están orgullosos y no pueden creer que su papá irá al espacio".
Es la educación donde Acaba sitúa el pilar donde construir los sueños de los hispanos en los Estados Unidos.
"Todo se puede lograr, siempre y cuando se prepare uno para ello y tenga claro su objetivo", afirma este hispano ejemplo de superación, mientras reconoce, sin embargo que no es fácil.
"Sé que a veces hay problemas en la familia, en la escuela o por la falta de dinero, o que no se sabe inglés, pero sepan que la educación los llevará lejos y que deben seguir adelante para cumplir con sus sueños", finalizó. EFE
Acaba, de 40 años, ha sido asignado como especialista de la posible última misión de 2008 del Discovery, y formará parte del equipo de astronautas que harán caminatas espaciales y operarán el brazo robótico de esa nave.
"La misión se llama STS-119 y vamos a llevar un pedazo de la estación espacial, el ST 6 que es el último panel solar de la estación espacial, pero aún no sé que voy a hacer, si estaré afuera, en una caminata espacial, o dentro, ayudando con el brazo robótico". Cualquiera de las dos posibilidades, afirma, lo llenan de pasión. "Es una emoción extraordinaria".
Acaba, nacido en California e hijo de dos puertorriqueños, Ralph y Elsie Acaba, enseñaba matemáticas y ciencias en el séptimo grado de una escuela pública en el sur de Florida, cuando fue llamado por la NASA para formar parte del selecto grupo de maestros que serían entrenados por esta agencia dentro de su Programa de Educadores Astronautas, en 2004.
"Fue algo de suerte, que me llamaran en mi primera solicitud", afirma Acaba, quien cuenta con una maestría en geología y con una experiencia basta en investigaciones científicas relacionadas con el ambiente y la hidrología.
Antes de ser maestro y astronauta, Acaba trabajó en República Dominicana y las Islas Bahamas como reservista de la Fuerza Naval de EE.UU., dedicado a investigaciones marinas y concienciando sobre la protección del ambiente.
Ambas oportunidades le brindaron la experiencia de trabajar en espacios reducidos, solitarios y con pequeños grupos, como lo hará en el espacio, algo que según asegura, le ayudaron en el exhaustivo entrenamiento como astronauta al que aún es sometido en la NASA y que le permitirán conocer como subsistir en el espacio inhóspito.
"Estás solo, en un ambiente que no conoces, y con poca comunicación, trabajando solo, con pocas personas, aunque no es lo mismo que el espacio, me ayudará mucho", sostuvo.
Lo mismo asegura de su pasión por las profundidades del océano, donde en una ocasión tuvo un encuentro directo con un tiburón, durante una de sus expediciones.
"Cuando te metes bajo el agua (buceando) es un ambiente no natural y ves, cuando lo lees en libros es distinto, entonces te entras en el océano y ves a un tiburón aproximándose a ti es una experiencia intensa, porque ellos lucen más intimidatorios en persona que como los muestran en las películas", dijo.
Ahora, su miedo no es a tiburones ni a encuentros extraterrestres.
"El viaje al espacio me asusta, porque sé que represento a mucha gente, a los maestros, a los hispanos, a los niños con sueños y eso es una gran responsabilidad sobre mis hombros", aseguró.
Este maestro con sueños de ir a la luna tiene los pies firmes en la tierra, cuando se trata de la educación de los niños.
"Los niños son el futuro y son las personas que nos llevarán a Marte y más lejos, es por eso que siempre les digo que las ciencias y las matemáticas y también la lectura son muy importantes, no sólo para ellos sino además para el resto del mundo y el futuro", agrega este astronauta soltero, y padrastro de Shannon, Leigh, y Ethan, de 15, 18 y 19 años, quienes "están orgullosos y no pueden creer que su papá irá al espacio".
Es la educación donde Acaba sitúa el pilar donde construir los sueños de los hispanos en los Estados Unidos.
"Todo se puede lograr, siempre y cuando se prepare uno para ello y tenga claro su objetivo", afirma este hispano ejemplo de superación, mientras reconoce, sin embargo que no es fácil.
"Sé que a veces hay problemas en la familia, en la escuela o por la falta de dinero, o que no se sabe inglés, pero sepan que la educación los llevará lejos y que deben seguir adelante para cumplir con sus sueños", finalizó. EFE