Thursday, November 1, 2007


Boston, ejemplo de hacer las cosas bien, A diferencia de Yankees ha sabido gastar

Con la segunda nómina más abultada de los mayores, por el orden de los $143 millones, Boston no es un ningún equipo modesto.Eso sí, es uno cuyo suceso va más allá de las arcas generosas de sus propietarios.La de Boston es una organización que ha tomado en serio el concepto de armar un equipo compacto, con la mezcla perfecta de veteranos (David Ortiz y Curt Schilling) y prospectos (Dustin Pedroia y Jacoby Ellsbury) surgidos de su sistema de ligas menores.Uno que ha convertido en religión el que sus bateadores sean pacientes en el plato y expriman la cuenta de lanzamientos de un pitcher rival. No por nada sólo uno de los cuatro abridores de los Rockies de Colorado pudo pasar del quinto inning en la Serie Mundial.También es un equipo que estudia hasta el último detalle las fisuras de sus adversarios, como ocurrió al barrer a Colorado en cuatro partidos, cuando dispuso de cuatro scouts observando a los Rockies en los playoffs.Un día antes del inicio de la serie, los jugadores recibieron una presentación de cuatro horas con esos informes. Colorado podría haber ganado 21 de sus últimos 22 partidos, pero enfrentaba a un adversario que está en otra categoría en las Grandes Ligas."Le ponemos énfasis a la preparación y ciertamente estamos bendecidos por contar con mucha gente que nos permite hacerlo", comentó el manager Terry Francona. "Sentimos que eso es una responsabilidad".La estructura de los Medias Rojas tiene como arquitecto a su gerente Theo Epstein, el responsable de las adquisiciones de David Ortiz y poner a Francona como piloto.De un equipo que hasta recién el 2004 llevaba 86 años sin ganar un campeonato, los Medias Rojas son ahora el único con más de uno esta década.Lo han logrado con una actitud que raya en lo despiadado en cuanto a la ejecución, al superar a los Rockies 29-10 y con la tercera mayor cantidad de carreras anotadas en una serie que acabó en cuatro partidos. Y sin necesitar del bate de Manny Ramírez, quien no conectó hits en los dos juegos en el Coors Field.Para el antesalista Mike Lowell, proclamado como el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, el crédito arranca desde arriba con unos propietarios comprometidos en dar rienda suelta a los planes de Epstein."Una vez que encuentras la fórmula para ganar, uno le toma el gusto. Es como un sorbo que quieres seguir disfrutando una y otra vez", señaló Lowell. "Es una actitud que comienza con los ejecutivos, pasa por los ejecutivos principales y llega a los jugadores ... Todos podemos atribuirnos una parte del crédito".Lowell es el ejemplo ideal de decisiones acertadas y a la vez del poder económico de los Medias Rojas.El puertorriqueño aterrizó en Boston de una manera que se puede describir como obligada. Cuando los Marlins decidieron transferir al as Josh Beckett al final del 2005, el conjunto de la Florida puso como condición que los Medias Rojas absorbiesen el contrato de $9 millones anuales de Lowell, quien venía del peor año de su carrera.Fue un lujo que Boston podía darse y uno que le rindió dividendos excepcionales esta temporada.Beckett fue el único pitcher que ganó 20 partidos en la campaña regular y se anotó cuatro triunfos en una postemporada de antología.Lowell pasó a ser la pieza perfecta para batear detrás de Ortiz y Ramírez, aprovechando el que los lanzadores rivales le rehuyeran a esos dos toleteros dominicanos para quedar con 120 como el líder en carreras impulsadas.
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