Un marido gastó mucho dinero y alrededor de 20 horas plasmándose en la espalda el rostro de su mujer. Sin embargo, ella hizo de las suyas con otro sin importarle el sufrimiento.
El portal británico Metro cuenta que Alan Jenkins, de 38 años, quiso celebrar los quince primeros años de casados con la obra de arte.Con el pasar de los días empezó a sospechar que algo extraño ocurría. Es que Lisa, su mujer, volvía siempre del trabajo con su joven compañero. Poco después ella le confesó lo que él tanto temía: estaba enamorada del muchacho de 25 años.“Era la manera de decirle que nuestro amor iba a durar toda la vida. Teníamos una lindísima vida juntos y dos hermosas hijas. Pensé que ella me amaba”, sostuvo, frustrado.“Yo pensé que ella era feliz. Lisa puede haberme dejado pero afortunadamente la tengo gracias a mi tatuaje. Y la tengo porque nos quisimos mucho. Ahora me siento muy traicionado”, indicó.Pero Jenkins quiere apostar otra vez al amor y busca una nueva mujer. “Todavía tengo lugar en el pecho para otro tatuaje", bromeó.