El caos en el tránsito no se detiene
En la capital, los agentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte, AMET, que se supone deben supervisar y orientar el tránsito, se han convertido en recolectores de dinero a través de las multas que imponen.
Esto es una barbaridad, porque la labor de estos agentes no es salir a la calle a buscar dinero al gobierno, sino estar atento para que el tránsito se desenvuelva de la mejor manera posible.
Cuando se fundó la AMET, este cuerpo especializado tenía una visión amplia con el objetivo de mejorar el tránsito.
Pero a medida que pasa el tiempo, los miembros de esta institución se convierten en obstáculos, en muchos casos, en la conducción del tránsito.
Es por eso que ya los entaponamientos de vehículos y la AMET se han convertido en algo común.
Cuando un agente de la entidad dirige el tránsito en cualquier intercepción, ya los automovilistas tienen la creencia de que son ellos que provocan problemas en el fluir de los vehículos.