El premio, no obstante, no es poca cosa. Es mucho, de un valor incalculable para echar el cierre a todos los problemas físicos que cercenaron la carrera intachable del atleta nacido en Nueva York y residente en Los Ángeles, que le impidieron continuar con su reinado después de proclamarse campeón olímpico en Atenas'04.
Hace dos años, en Helsinki'05 llegó mermado y para colmo de males los problemas musculares no cesaron, al contrario, se reprodujeron durante las pruebas, tanto que en la final tuvo que abandonar, no antes sin luchar, y ceder el trono a Bernshaw Jackson, ausente de la final de Osaka.
Ahora llegaba también después de unos meses complicados, pero al menos ha podido afinar algo. Incluso el tener el orgullo herido, por su tropiezo en la final de los Panamericanos de Río, espoleó a Sánchez, que dio la cara en todo momento en el estadio Nagai hasta regresar al podio.
Clement fue el 'jefe' de la final. Impuso un ritmo espectacular y lo mantuvo hasta el final para vencer con la mejor marca mundial del año (47.61).
Sánchez, que había cometido una salida falsa, optó por reservar algo de fuerzas para la recta, en la que se ganó la plata con un acelerón con el que desarboló al polaco Marek Plawgo, subcampeón europeo, y el también estadounidense James Carter, que partía con los galones de favorito por haber sido el más rápido este año.
El dominicano cerró con todo para colgarse el metal dorado con su mejor tiempo de la temporada, 48.01, y Plawgo, con nuevo récord polaco (48.12), demostró que es un luchador sacó del podio a Carter.
De momento sigue empatado a dos títulos con su gran ídolo, Edwin Moses, gran rey de esta prueba, pero aún tiene tiempo para intentar superarle.
Supersticioso, corre con la pulsera que le regalaron en Sydney en la ceremonia inaugural, en la muñeca derecha. Sólo una vez salió sin el amuleto, "y perdí", recuerda. Fue el 2 de julio de 2001, cuando le batió el japonés Dai Tamesue en Zagreb.
Licenciado en Psicología, se formó en la 'Gran Manzana' como deportista a las órdenes de John Hutsel. Probó suerte en el béisbol y tras sufrir una fractura de muñeca se dedicó por completo al atletismo en la Universidad del Sur de California.
Su primera incursión en los Mundiales (Sevilla'99) fue un fracaso pero no se desanimó. Con problemas físicos, cayó en la primera ronda con una marca de 49.67. En los Juegos de Sydney, de nuevo renqueante, llegó a las semifinales, lo que le bastó para ser "atleta del año" en la República Dominicana.
La distinción fue algo especial para Félix, que vivía con su madre, Marisol, porque su padre, hasta entonces casi un desconocido para él, le llamó por teléfono para felicitarle.
Al año siguiente, 2001, empezó a trabajar con Avondale Mainwaring, un británico residente en California. Sánchez había desestimado la posibilidad de entrenarse con Bob Kersee, con quien sólo duró dos semanas. No se adaptaba a los métodos del marido de Jackie Joyner.
Una victoria sobre el estadounidense Angelo Taylor, líder mundial de la prueba en 2001, le dio la confianza suficiente para acudir a los Mundiales de Edmonton, donde se impuso con un registro de 47.49, el mejor de la temporada.
El 10 de agosto de 2001 quedará grabado en los anales del deporte dominicano porque ese día Sánchez dio a su país su primera medalla de oro en alta competición. Ahí inició una carrera brillante, en la que enlazó 45 victorias seguidas, que ha tenido una salida de la elite en los últimos tres años que ahora 'reanuda' con esta plata de Osaka.
Esta es la tercera medalla Latinoamericana en estos Mundiales después del oro del ecuatoriano Jefferson Pérez en los 20 kilómetros marcha y la plata del brasileño Jadel Gregorio en longitud.
La también brasileña Maurren Higa Maggi no pudo lograr presea alguna en longitud, que se saldó con un 'hat trick' de Rusia, que copó el podio con Tatyana Lebedeva (7,03), Lyudmila Kolchanova (6,92) y Tatyana Kotova (6,90).
Higa Maggi fue sexta con una marca de 6,80, mientras que su compatriota Keila Costa acabó a continuación con 6,69.
Otra brasileña, Fabiana Murer, también tuvo una digna actuación en la final de pértiga al ser sexta con su mejor salto del año (4,65) y la oportunidad de ver de cerca cómo la rusa Yelena Isinbayeva se colgaba otro oro e intentaba, sin éxito, un nuevo récord mundial.