Estados Unidos, que se ha visto flagelado por este problema como si se tratara de su peor cáncer social, apuesta por la prevención para salvar a sus niños. Y lo hace desde las escuelas y en la base de toda su población de menores.
A los que ya se perdieron en el camino, los enfrenta con la ley y con todas las logísticas militares y de inteligencia, ayudando inclusive a otros países a detener a los narcotraficantes y a destruir sus fuentes de producción de drogas.
Pero en nuestro país no ha existido una sistemática labor de orientación y educación. Hasta ahora, la labor se limita a charlas orientadoras. Por eso es necesario incorporar la enseñanza de manera formal, con maestros preparados para tales fines.
Las escuelas y colegios son focos predilectos de los narcotraficantes para seducir a niños a que prueben drogas, y por eso es que vemos como tantos menores y adolescentes se prestan como “mulas” para tan vil negocio.
Si no comenzamos a atacar el problema desde las escuelas, difícilmente podremos eliminar en el futuro esta adicción que progresivamente se generaliza y nos conduce hacia una generación de tarados, parásitos y desnacionalizados.
F/Listin Diario