Crece frustración y caos en PerúLas brigadas de emergencia lograron rescatar con vida a dos mujeres atrapadas entre los escombros de lo que fue la iglesia de San Clemente en Pisco, pero en las últimas 24 horas han sacado 127 cuerpos de las ruinas del templo.
En la ciudad de Ica la policía tuvo que disparar al aire para dispersar a grupos de personas que saqueaban lo que podían en busca de agua, comida y cobertores.
En Pisco el ejército vigila la Plaza de Armas, y según Carlos Chirinos, enviado de BBC Mundo a la zona devastada, "la ciudad está en tinieblas, aunque aquí y allá se ven fogatas improvisadas por las personas que no se atreven a entrar a sus casas o no tienen casa a dónde ir".
"Pero la vigilancia en Pisco se limita a la Plaza de Armas", dice Chirinos. "Más allá no hay patrullaje".
La ayuda no llega
Aunque la mayoría de las casas en Pisco están inhabitables, la gente comienza a volver a sus hogares a tratar de rescatar algunas de sus pertenencias.
Muchos durmieron en las calles de Pisco ante el temor de que se produjeran nuevos sismos.Recogen documentos, televisores, algunos muebles, pero no pueden quedarse ahí, según reporta Carlos Chirinos.
"La gente con la que hablé", dice el enviado, "empieza a sentir pesimismo conforme pasan las horas y la ayuda no llega".
La señora Magda Vázquez se queja de que tiene que caminar 15 cuadras para buscar agua y teme que la falta de ayuda tenga que ver con favoritismos y corrupción.
A un par de cuadras de donde vive la señora Vázquez, un grupo de vecinos, ante la tardanza de la ayuda, organizaron un centro de distribución con los alimentos que lograron sacar de sus casas.
Pese a la devastación que los rodea, dijeron sentirse "afortunados" por poder hacer algo. De acuerdo con Carlos Chirinos, los vecinos no expresaban ningún sentimiento de enojo o resentimiento ante la falta de ayuda.
Pero saben que ésta no puede tardar mucho más. "Ya llegará la hora en que sí se necesite la ayuda oficial", dijeron.
Pero eso es de día. Muy pocas casas están de pie, y de noche no hay dónde dormir. Los que tienen coche se meten a él, otros se encaminan al anochecer a un hostal, donde se ha instalado un centro improvisado de prensa que cuenta con planta de luz, y ahí se acomodan donde pueden.
"Aturdidos", dice nuestro enviado, "ésa es la mejor definición que encuentro para describir el estado de los habitantes de Pisco".
En la ciudad de Ica la policía tuvo que disparar al aire para dispersar a grupos de personas que saqueaban lo que podían en busca de agua, comida y cobertores.
En Pisco el ejército vigila la Plaza de Armas, y según Carlos Chirinos, enviado de BBC Mundo a la zona devastada, "la ciudad está en tinieblas, aunque aquí y allá se ven fogatas improvisadas por las personas que no se atreven a entrar a sus casas o no tienen casa a dónde ir".
"Pero la vigilancia en Pisco se limita a la Plaza de Armas", dice Chirinos. "Más allá no hay patrullaje".
La ayuda no llega
Aunque la mayoría de las casas en Pisco están inhabitables, la gente comienza a volver a sus hogares a tratar de rescatar algunas de sus pertenencias.
Muchos durmieron en las calles de Pisco ante el temor de que se produjeran nuevos sismos.Recogen documentos, televisores, algunos muebles, pero no pueden quedarse ahí, según reporta Carlos Chirinos.
"La gente con la que hablé", dice el enviado, "empieza a sentir pesimismo conforme pasan las horas y la ayuda no llega".
La señora Magda Vázquez se queja de que tiene que caminar 15 cuadras para buscar agua y teme que la falta de ayuda tenga que ver con favoritismos y corrupción.
A un par de cuadras de donde vive la señora Vázquez, un grupo de vecinos, ante la tardanza de la ayuda, organizaron un centro de distribución con los alimentos que lograron sacar de sus casas.
Pese a la devastación que los rodea, dijeron sentirse "afortunados" por poder hacer algo. De acuerdo con Carlos Chirinos, los vecinos no expresaban ningún sentimiento de enojo o resentimiento ante la falta de ayuda.
Pero saben que ésta no puede tardar mucho más. "Ya llegará la hora en que sí se necesite la ayuda oficial", dijeron.
Pero eso es de día. Muy pocas casas están de pie, y de noche no hay dónde dormir. Los que tienen coche se meten a él, otros se encaminan al anochecer a un hostal, donde se ha instalado un centro improvisado de prensa que cuenta con planta de luz, y ahí se acomodan donde pueden.
"Aturdidos", dice nuestro enviado, "ésa es la mejor definición que encuentro para describir el estado de los habitantes de Pisco".