Víctor Rafael Estrella Liz. Meritorio profesor asesinadopor agentes trujillistas en el año 1961
Cuando las fuerzas incontrolables de la opresión cebaron su saña contra el pueblo indefenso que clamaba por su libertad, cuando miles de personas que esperaban el paso de la comisión de la Organización de Estados Americanos, en el lado occidental del puente Juan Pablo Duarte, de esta capital, fueron inhumanamente acribilladas con ametralladoras por elementos representativos del régimen de opresión que desgobierna la República. Cayeron abatidos el doctor Víctor Rafael Estrella Liz y Manuel Martínez Cabrera, que murió en el hospital Padre Billini a raíz de los balazos que recibió en el tumulto, agregaba.
Víctor Rafael y Omna Maley, dos de los hijos del consagrado maestro saben de la tragedia por las referencias de amigos del valiente luchador antitrujillista y por los testimonios de su madre, Carmen Luisa Cruz Sánchez, viuda Estrella Liz. El varón era muy pequeño, Omna acababa de nacer, la joven esposa tiene como detalles lo que le contaron testigos y lo publicado en la prensa, estaba de licencia post natal y ese día salió a inscribirse a la Universidad de Santo Domingo, donde recibió el aviso funesto.
“Lo mataron el 12 de septiembre. Según dijeron, un carro Mercedes Benz propiedad de Ramfis Trujillo transportaba a un tal Cholo Villeta que disparó a la multitud con ametralladoras. Víctor Rafael preguntó qué pasaba, no se tiró al suelo ni salió huyendo, dio el frente, y ahí lo eliminaron. El cadáver estaba lleno de orificios”, confiesa la viuda, también maestra, graduada en contabilidad y diplomacia.
En realidad, las versiones periodísticas señalaban en principio a César Rodríguez Villeta, pero al condenar a los responsables, cuatro meses después, aparecieron otros nombres. Ciertamente, al día siguiente de la desgracia se dijo que “los hechos principiaron cuando Nieves Luisa Trujillo, dentro de un carro azul, acompañada de otra mujer desconocida, fue abucheada por la multitud respondiendo la mencionada a la burla con gestos provocativos y groseros insultos. El pueblo, enardecido, empezó a gritar ¡Libertad! y otras consignas democráticas. Entonces, un carro Mercedes Benz color vino, conducido por Cheo Pérez y llevando en su interior a César Rodríguez Villeta, se detuvo frente a la multitud descendiendo de él sus ocupantes”.
Señaló que Rodríguez Villeta y su compañero dispararon sus armas “y las personas congregadas iniciaron la desbandada. El doctor Víctor Rafael Estrella Liz, viéndose copado por el ataque de César Rodríguez Villeta, alzó las manos señalando que estaba desarmado y Rodríguez Villeta disparó su ametralladora contra él “a boca de jarro”, alcanzándolo con un balazo que le atravesó el cráneo. El doctor Estrella Liz cayó instantáneamente muerto”.
Pero el 24 de enero de 1961, una crónica de La Nación reseñaba: “Para el día 12 de septiembre de 1961 estaba señalada la llegada de miembros de la OEA. Millares de personas de todas las clases sociales se agruparon en las cercanías del puente Juan Pablo Duarte, unas para darles la bienvenida y otras para abuchearlos. En las aceras del puente y en la avenida Las Américas se exhibían pancartas que rezaban: “OEA ¿cuál será ahora tu precio? OEA se ha vendido. Jóvenes enardecidos gritaban: “Con OEA y sin OEA ganaremos la pelea”. Los representantes internacionales estudiarían el levantamiento de las sanciones impuestas al Gobierno dominicano en Costa Rica hacía más de un año.
La Nación afirmaba: “Un carro rojo marca Mercedes Benz, conocido como propiedad del coronel León Estévez, en el momento que se proponía cruzar el puente Duarte fue atacado a pedradas por la multitud en señal de protesta contra los esbirros de la tiranía. Dentro iba, además del conductor Miguel Ángel Rosario, el sargento de Transportación de la Aviación Militar Dominicana, Victoriano Cruz Hernández”. En un interrogatorio que les hizo el doctor Gustavo A. Latour Batlle el sargento admitió haber lanzado varios disparos al aire cuando una piedra dio en el vidrio delantero del automóvil. El chofer manifestó que era civil y que nunca había usado un arma de fuego. Cruz Hernández y Miguel Ángel Rosario fueron calificados como “autor y cómplice, respectivamente, en la muerte del doctor Rafael Estrella Liz y condenados a veinte y a cinco años de prisión en la Segunda Cámara Penal de Santo Domingo”. Los doctores Narciso Abreu Pagán y Rafael Acosta representaron la parte civil. La defensa de los acusados la llevó el licenciado José Miguel Pereyra.
Ozuna Hernández, del Frente Nacional Revolucionario, facilitó una bandera nacional para envolver el cadáver de Estrella Liz. Se mostraban fotografías del pueblo arrodillado rezando frente al cuerpo sin vida, y puestos de pie entonando el Himno Nacional. En la literatura escrita al pie se lee: “El doctor Víctor Estrella Liz, asesinado por César Rodríguez Villeta, presunto ex agente de la ACI (Agencia Central de Información)
Las fuerzas del orden, el cuerpo de bomberos de ese momento convulso, pretendieron en más de una ocasión profanar el cuerpo tendido. El pueblo lo impidió a pesar de las balas y los gruesos chorros de agua de las mangueras tratando de dispersar a los manifestantes. Más de cincuenta resultaron heridos. Finalmente un helicóptero descendió en el lugar y arrastró el difunto que fue sepultado entre incidentes, un día después, en una procesión conmovedora que desfiló por la calle Del Conde, presidida por monseñor Eliseo Pérez Sánchez rezando el santo rosario.
Joaquín Balaguer, entonces presidente de la República, era cuestionado por su silencio. No habló del caso hasta 1988 cuando publicó “Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo”.
Perfil
“Las páginas de nuestra historia acaban de dar entrada a un nuevo héroe: el licenciado Víctor Estrella Liz, inmolado cobardemente en las inmediaciones del puente Juan Pablo Duarte cuando al lado de miles de ciudadanos esperaban la llegada de la Subcomisión de la OEA que arribó al país”, se publicó en “La Verdad”, destacando que el mártir era “sereno, recto, inofensivo” y que poco antes de su muerte aconsejaba a los alumnos y condiscípulos que le acompañaban observar una conducta pacífica y respetuosa.
Nació el 24 de octubre de 1928, en Santiago de los Caballeros, hijo de Oguís Estrella y Fredesvinda Liz. Estudió medicina a la Universidad de Santo Domingo, donde conoció a Carmen Luisa, con quien casó el 10 de abril de 1959. Procrearon dos hijos: Víctor Rafael y Omna Maley. También era el padre de Víctor David y Amalia Estrella y hermano de Vinicio, Rafael, Osvaldo y Magdalena (Nena)
En 1947, el profesional estuvo preso por motivos políticos, “a pesar de que era ahijado de Trujillo”. Siguió dando muestras de valentía cuando desarmó a un calié en un mitin de la UCN, en San Carlos. Como estudiante de medicina llegó a hacer prácticas en hospitales, pero abandonó esta carrera y cursó Finanzas, formando después parte del primer grupo de egresados de esa área. Se desempeñaba como profesor de la Escuela Superior de Peritos Contadores, que hoy lleva su nombre al igual que un liceo del sector de Herrera. El autor de una biografía publicada en “La Verdad” dice que era “ejemplo de maestro neto”, que había adquirido butacas para instalar un colegio y que en sus horas libres daba clases particulares en su residencia de la Arzobispo Meriño. En “la Perito” impartía matemáticas, cálculo, geografía y economía, recuerda doña Carmen.
Cuando se enteró de que había desarmado a un calié, su hermana Consuelo le aconsejó cuidar su vida y él respondió: “La sangre mía no pertenece a mi madre, ni a mis hijos ni a nadie. Solamente a la Patria. Y por ella voy a morir”. Se dijo que tenía sospechas de que lo estaban persiguiendo y que “al llegar al puente el Mercedes Benz, una persona señaló por detrás a Estrella Liz”. (UCN, septiembre 20, 1961)
Fuente/HoyDigital