"Desde esta tarde tenemos un nuevo director interino, no puedo decir nada más'', dijo el portavoz Dennis Feltgen en las afueras de la entidad en Miami, a un grupo de periodistas y si agregar más detalles.
El CNH depende de la Secretaria de Comercio. No hubo un comentario inmediato por parte de la entidad federal en Washington tras el anuncio en Miami.
No quedó claro si Proenza renunció o fue despedido, tras la feroz contestación de que fue blanco, y que se agudizó al anochecer del jueves pasado cuando, en una petición pública entregada a The Miami Herald, los trabajadores del centro pidieron abiertamente su renuncia.
El diferendo dio un salto cualitativo el viernes por la mañana, cuando los trabajadores añadieron que no confían en el juicio profesional de Proenza. Adujeron además que éste no respetó el trabajo del grupo y volvieron a demandar su renuncia inmediata.
La crisis en el Centro Nacional de Huracanes se desató a inicio de la semana pasada cuando 23 de los 40 trabajadores criticó públicamente a Proenza por no dar una imagen acertada del trabajo de la entidad y su capacidad de pronosticar huracanes con precisión.
Proenza ha dedicado los últimos meses a hacer un llamado al gobierno federal para que provea más fondos para el Centro. Había dicho que, de lo contrario, su capacidad de pronosticar huracanes estaba seriamente afectada. El director añadió constantemente que el satélite QuikSCTA, que permite estudiar los huracanes, ha sobrepasado su vida útil y es virtualmente inútil.
El mes pasado Proenza hizo una apasionada defensa del presupuesto del Centro Nacional de Huracanes en el Congreso en Washington, D.C., donde reclamó más fondos y dijo que la entidad está en serios problemas para pronosticar huracanes por falta de esos fondos.
El viernes los trabajadores dijeron que intentaron discutir el diferendo con Proenza, aunque "con cierta reluctancia'' y por eso una comisión de la secretaria de Comercio visitó la entidad la semana pasada.
Esta tarde, la comisión regresó a los predios del CNH, en el mismo instante en que fue anunciado el nombramiento de Rappaport.
La contestación de Proenza se produjo, entre otras razones, porque "él repetidamente no ha informado correctamente sobre las opiniones de nuestro equipo de trabajo'', además de "haber envenenado la atmósfera en este Centro'' donde labora "el mismo equipo que trabajó en familia durante las crisis de [los huracanes] Katrina, Vilma y Rita'', explicó el viernes el portavoz de los trabajadores, James Franklin.
Proenza, de 62 años fue nombrado el enero para el cargo de director del Centro Nacional de Huracanes, pero desde entonces recibió una reprimenda por defectos en su trabajo.
El viernes el cuestionado director dijo que no tenía planes de dejar el cargo. "No pienso renunciar y el equipo de trabajo no dice quien es el líder aquí. Sería un precedente muy serio si permitimos que los subordinados decidan quien manda en ellos con la firma de una petición'', dijo.
El CNH depende de la Secretaria de Comercio. No hubo un comentario inmediato por parte de la entidad federal en Washington tras el anuncio en Miami.
No quedó claro si Proenza renunció o fue despedido, tras la feroz contestación de que fue blanco, y que se agudizó al anochecer del jueves pasado cuando, en una petición pública entregada a The Miami Herald, los trabajadores del centro pidieron abiertamente su renuncia.
El diferendo dio un salto cualitativo el viernes por la mañana, cuando los trabajadores añadieron que no confían en el juicio profesional de Proenza. Adujeron además que éste no respetó el trabajo del grupo y volvieron a demandar su renuncia inmediata.
La crisis en el Centro Nacional de Huracanes se desató a inicio de la semana pasada cuando 23 de los 40 trabajadores criticó públicamente a Proenza por no dar una imagen acertada del trabajo de la entidad y su capacidad de pronosticar huracanes con precisión.
Proenza ha dedicado los últimos meses a hacer un llamado al gobierno federal para que provea más fondos para el Centro. Había dicho que, de lo contrario, su capacidad de pronosticar huracanes estaba seriamente afectada. El director añadió constantemente que el satélite QuikSCTA, que permite estudiar los huracanes, ha sobrepasado su vida útil y es virtualmente inútil.
El mes pasado Proenza hizo una apasionada defensa del presupuesto del Centro Nacional de Huracanes en el Congreso en Washington, D.C., donde reclamó más fondos y dijo que la entidad está en serios problemas para pronosticar huracanes por falta de esos fondos.
El viernes los trabajadores dijeron que intentaron discutir el diferendo con Proenza, aunque "con cierta reluctancia'' y por eso una comisión de la secretaria de Comercio visitó la entidad la semana pasada.
Esta tarde, la comisión regresó a los predios del CNH, en el mismo instante en que fue anunciado el nombramiento de Rappaport.
La contestación de Proenza se produjo, entre otras razones, porque "él repetidamente no ha informado correctamente sobre las opiniones de nuestro equipo de trabajo'', además de "haber envenenado la atmósfera en este Centro'' donde labora "el mismo equipo que trabajó en familia durante las crisis de [los huracanes] Katrina, Vilma y Rita'', explicó el viernes el portavoz de los trabajadores, James Franklin.
Proenza, de 62 años fue nombrado el enero para el cargo de director del Centro Nacional de Huracanes, pero desde entonces recibió una reprimenda por defectos en su trabajo.
El viernes el cuestionado director dijo que no tenía planes de dejar el cargo. "No pienso renunciar y el equipo de trabajo no dice quien es el líder aquí. Sería un precedente muy serio si permitimos que los subordinados decidan quien manda en ellos con la firma de una petición'', dijo.