Un enorme géiser de vapor y desechos surgió de una calle en el centro de Manhattan a la hora de máximo tránsito el miércoles, provocando el pánico y dolorosos recuerdos de los ataques del 11 de septiembre del 2001.
El jueves el transporte público en Manhattan seguía en la mañana del jueves sufriendo los efectos de la explosión, y hubo demoras en los servicios de autobuses y de subterráneos.
Las pruebas continuaban, pero la Oficina de Administración de Emergencias de la ciudad de Nueva York dijo en un comunicado que era “bastante improbable” que hubiese problemas de salud en el largo plazo.
El alcalde Michael Bloomberg había dicho que la posibilidad de contaminación con asbestos era la principal preocupación luego que una tubería de vapor de 83 años de antigüedad se rompió el miércoles al atardecer a menos de una cuadra de la estación ferroviaria Grand Central, lanzando un chorro de vapor, suciedad y escombros que superó la altura de algunos rascacielos.
Algunas de las tuberías más viejas de la ciudad usadas para calentar y enfriar millares de edificios están envueltas en asbestos, que pueden causar letales afecciones pulmonares, aunque la enfermedad está por lo general vinculada a una prolongada exposición.
Cuadrillas de emergencia trabajaron durante toda la noche para evaluar y reparar el daño y determinar qué era lo que había ocurrido.
La explosión causó la muerte de una persona, mientras cientos huían en escenas que recordaban el pánico del 11 de septiembre del 2001.
El vocero de la policía neoyorquina, Paul Browne, dijo que la explosión no era un acto terrorismo.
“No hay razones para creer que esto es otra cosa que una falla de nuestra infraestructura”, dijo Bloomberg en conferencia de prensa en la escena de la explosión.
Dieciséis personas, incluida la víctima fatal, fueron transportadas al hospital Bellevue, dijo el vocero Stephen Bohlen. Añadió que dos sufrieron heridas graves.
Otras dos personas se hallaban en estado crítico en el Centro Médico Weill-Cornell, dijo la vocera Emily Berlanstein.
Las autoridades cerraron las calles en varias cuadras a la redonda y se suspendió el servicio del metro.
Al despejarse el vapor, apareció un cráter de varios metros de ancho en la calle. En el fondo del hoyo había un camión.
El jueves el transporte público en Manhattan seguía en la mañana del jueves sufriendo los efectos de la explosión, y hubo demoras en los servicios de autobuses y de subterráneos.
Las pruebas continuaban, pero la Oficina de Administración de Emergencias de la ciudad de Nueva York dijo en un comunicado que era “bastante improbable” que hubiese problemas de salud en el largo plazo.
El alcalde Michael Bloomberg había dicho que la posibilidad de contaminación con asbestos era la principal preocupación luego que una tubería de vapor de 83 años de antigüedad se rompió el miércoles al atardecer a menos de una cuadra de la estación ferroviaria Grand Central, lanzando un chorro de vapor, suciedad y escombros que superó la altura de algunos rascacielos.
Algunas de las tuberías más viejas de la ciudad usadas para calentar y enfriar millares de edificios están envueltas en asbestos, que pueden causar letales afecciones pulmonares, aunque la enfermedad está por lo general vinculada a una prolongada exposición.
Cuadrillas de emergencia trabajaron durante toda la noche para evaluar y reparar el daño y determinar qué era lo que había ocurrido.
La explosión causó la muerte de una persona, mientras cientos huían en escenas que recordaban el pánico del 11 de septiembre del 2001.
El vocero de la policía neoyorquina, Paul Browne, dijo que la explosión no era un acto terrorismo.
“No hay razones para creer que esto es otra cosa que una falla de nuestra infraestructura”, dijo Bloomberg en conferencia de prensa en la escena de la explosión.
Dieciséis personas, incluida la víctima fatal, fueron transportadas al hospital Bellevue, dijo el vocero Stephen Bohlen. Añadió que dos sufrieron heridas graves.
Otras dos personas se hallaban en estado crítico en el Centro Médico Weill-Cornell, dijo la vocera Emily Berlanstein.
Las autoridades cerraron las calles en varias cuadras a la redonda y se suspendió el servicio del metro.
Al despejarse el vapor, apareció un cráter de varios metros de ancho en la calle. En el fondo del hoyo había un camión.